sábado, 21 de agosto de 2010

HORIZONTE. Un poema del Tata Herrera.


El horizonte,
hebra de luz,
corazón de lejanía,
flecha perpendicular
a este sendero mío,
jamás encontrará
conjunción,
vulnerando geometrías.

Por más que a mi sendero
le dibujo romances,
meandros de orfebrería,
un salto, una caída,
un tajo para las fugas,
un paño de las heridas,
perrsiste en ser crucero,
obstinada quilla,
seguro derrotero
que sólo anhela
aquella hebra de luz,
corazón de lejanía.

Vienen mis labios menguados,
magra carne de cecina,
sin jugo para el dolor,
sin mosto para la vida,
vaciados de la pasión
y en trucos de utilería,
enmascaran al amor
oficiando truhanerías.

Tal vez mi sendero aprenda
con el correr de los días,
nombrar en forma debida:
Al amor, ausencia.
Al dolor, la vida.

Horacio “Tata” Herrera, Ojos al Viento, Ediciones Último Reino, Buenos Aires, 1997, pp. 73,74.

jueves, 5 de agosto de 2010

JUAN FALU. RETRATO A MANO ALZADA. Un poema del Tata Herrera.



Juan es pájaro secreto:
Investido hombre,
entre hombres, pájaro doliente.

Miro sus manos -digo sus alas-
posar sobre guitarras.
En una estela egipcia
descubro su perfil de ave.

Si agitan las tormentas,
trocado chajá, remonta
más allá de las nubes
para cantarle al sol.

Mirame Juan,
para verme con tus ojos,
le dijo un ciego en El Bajo;
de la mano de Lucho,
busca refugio entonces
en el capullo aterido
de los bandoneones náufragos.

Espero que duerma
para auscultarle:
en la jaula del pecho
-allá muy hondo-,
un rumor de zambas, de vidalas...

(¡Lo sabemos tan poco,
analfabetos en pájaros!)