Ilustración de Dini Calderón
Cuando me viene en recuerdo
tu presencia, Maturano,
visto pantalones cortos,
transito el campo descalzo,
y veo bajo unos talas
viejos carros desarmados.
Hablabas como tu fuelle,
con resoplidos de viento
entre tus labios morados...
Yo esperaba que saliera
en bocanadas de fuego
el run-run de tus palabras.
A la siesta te dormías
con el mate entre las manos;
se agitaban en tu sueño
las memorias de cien años.
Con cenizas de tu mota
ya se nevaba el Ambato.
Cuando descansaba el yunque
Y se moría la fragua, .
Maturano me contaba
de aquel flete de un caudillo
al que una vez calzara
con herraduras de plata.
Y de un jefe montonero
asimismo recordaba,
aquel caballo guerrero
que vino herido de lanza,
y que el herrero curaba
con grasa de lampalagua.
Más que en cielos imposibles
cuando niño yo aspiraba
vivir en tu infierno bueno,
viejo herrero Maturano,
y parecerme a ese viento
que en humo se iba a la tarde.
(*) Esta cancioncilla, fue musicalizada por el músico pampeano José Gerardo "Lalo" Molina.
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