jueves, 22 de diciembre de 2011

HORIZONTE. Un poema del Tata Herrera.



 El horizonte,
hebra de luz,
corazón de lejanía,
flecha perpendicular
a este sendero mío,
jamás encontrarán
conjunción,
vulnerando geometrías.

Por más que a mi sendero
le dibujo remansos,
meandros de orfebrería,
un salto, una caída,
un tajo para las fugas,
un paño de las heridas,
persiste en ser crucero,
obstinada quilla,
seguro derrotero
que sólo anhela
aquella hebra de luz,
corazón de lejanía.

Vienen mis labios menguados,
magra carne de cecina,
sin jugo para el dolor,
sin mosto para la vida,
vaciados de la pasión
y en trucos de utilería,
enmascaran al amor
oficiando truhanerías.

Tal vez mi sendero aprenda
con el correr de los días,
nombrar en forma debida:
Al amor, ausencia.
Al dolor, la vida.
      
Fotografía: www.flickr.com/photos/32949977@N02/favorites/page2/?view=lga
                                 

2 comentarios:

  1. Qué lujo, Tatita, tenerte tan cerca a pesar de lo lejos...
    Ojalá que este horizonte de luz sea el que nos siga iluminando mientras estemos, y sea rescoldo para los que nos sigan después. Enorme abrazo.

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  2. Esa hebra de luz es la que buscamos a través de la hebra de vida, como una Ariadna para salvarse del minotauro de la incomprensión. Y como Ariadna deberemos salir del laberinto al día, hacia el horizonte. Él nos espera.
    Guillermina

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